¿De verdad los adolescentes solo pierden el tiempo en internet? Nada más lejos de la realidad. Una nueva generación digital está usando la tecnología para potenciar su educación, desafiar los límites de la creatividad… y, atentos, cultivar el equilibrio personal. Así lo revela un estudio reciente que pone patas arriba los tópicos sobre jóvenes, pantallas y aprendizaje.
La revolución del vídeo: aprender mirando, descubrir haciendo
Miremos el día a día de cualquier adolescente español y veremos algo claro: el vídeo, con YouTube a la cabeza, se ha vuelto el auténtico aula digital. Según The Future Report de Google —desarrollado junto a la agencia Livity— el 80% de los chavales entre 13 y 18 años busca en la plataforma respuestas a los deberes escolares, desde matemáticas hasta historia, pasando por trucos de laboratorio o análisis literario. ¿Solo para clase? En absoluto. Un 73% también lo utiliza para sus intereses personales, hobbies, curiosidades o, por qué no, inspiración creativa.
¿Cómo se estudia en 2025?
- Descubren nuevos temas viendo vídeos.
- Profundizan con tutoriales y explicaciones en IA.
- Prueban herramientas visuales e interactivas.
No hablamos de una generación pasiva. Usan el vídeo como trampolín a la creatividad, saltando de explicación en explicación hasta que lo entienden “a su manera”. Y aquí la inteligencia artificial se convierte en el otro gran aliado.
IA: el nuevo compañero de pupitre
La Inteligencia Artificial ha dejado de ser cosa del futuro para estos jóvenes: el 47% la emplea como apoyo educativo en clase y el 44% la lleva a casa, como un refuerzo para terminar las tareas. ¿Por qué tanto éxito? El informe lo deja claro: la principal ventaja que ven es la posibilidad de explicar temas complicados de formas muy distintas. Si algo no se entiende… la IA lo reexplica hasta que encaja. Así de sencillo. Y así de potente.
Por ejemplo, buscan alternativas para resolver problemas de matemáticas o descifrar ese concepto denso de biología. Todo, ajustado a su ritmo y estilo. Aprender ya no es “aguantar la chapa”, sino crear un camino propio entre video, chatbots y ejercicios prácticos.
Pensamiento crítico y bienestar digital: la otra cara de la moneda
Pero la parte más inesperada quizá sea la madurez con la que afrontan los adolescentes el reto de tantas pantallas. El mantra de “no te creas todo lo que ves” lo tienen claro: el 45% suele contrastar la información digital con distintas fuentes, y un 41% recurre a adultos de confianza para asegurarse de que el dato es bueno. Poco que ver con ese mito de que se lo creen todo al instante, ¿verdad?
Además, casi siete de cada diez aseguran manejar bien sus costumbres online. ¿Cómo lo logran?
- Dan prioridad a actividades offline con amigos y familia (47%)
- Eligen el ejercicio físico como aliado (43%)
- Cultivan aficiones lejos de las pantallas (21%)
Incluso emplean la tecnología para cuidar cuerpo y mente: desde apps para monitorizar el sueño o practicar mindfulness, hasta rutinas de fitness personalizadas. En España, un 65% incorpora la tecnología para su bienestar, lejos del “todo es digital” que muchos adultos temen.
Plataformas que ayudan (y padres que acompañan)
No se conforman con controlar su tiempo. Quieren que las propias plataformas les echen un cable: piden recordatorios para hacer pausas (‘Tómate un descanso’ en YouTube, modos de desconexión en Family Link…). Todo suma para ese equilibrio entre el mundo virtual y el cara a cara.
Interesante también la vigilancia familiar: el 60% reconoce que sus padres supervisan —ya sea con controles parentales o ajustes de las aplicaciones— y casi la mitad acude a ellos para hablar sobre seguridad digital. Cuando hay líos (estafas, ciberacoso, situaciones incómodas…), la reacción habitual es pedir ayuda en casa antes que en internet. Todo un punto para el diálogo intergeneracional.
Jóvenes digitales: críticos, creativos y optimistas
Como resume Brian Crowley, responsable de Seguridad de Google, los adolescentes de hoy son curiosos, críticos y bastante esperanzados. Creen que la tecnología —bien usada— puede ayudar a forjar un futuro mejor. Aprenden distinto, sí. Crecen de la mano de la IA y el vídeo, pero no abandonan el criterio propio ni las charlas en casa. ¿Habrá que dejar de verlos como simples “adictos a las pantallas”? Sin duda.
Y tú, ¿lo habrías imaginado así?