Así suena Olson de Boards of Canada en un ordenador PDP-1 de hace 65 años usando cinta de papel

¿Quién se imaginaría que una máquina de casi siete décadas podría tocar música electrónica moderna? Descubre cómo el legendario PDP-1, precursor de los videojuegos y la cultura hacker, ha vuelto a la vida para interpretar una canción de Boards of Canada usando nada menos que… ¡sus luces!

El PDP-1: cuando la informática era puro ingenio (y muchas bombillas)

En 1959, Digital Equipment Corporation presentó al mundo el PDP-1, un ordenador que ocupa un lugar especial en la historia de la tecnología. Fue el responsable de dar vida a uno de los primeros videojuegos, el mítico Spacewar!, y se convirtió en una especie de cuna de la cultura hacker, gracias a sus posibilidades de experimentación. Eso sí, nada de pantallas ultrapanorámicas ni sonido envolvente. Su panel de control… iluminado por bombillas, marcaba el ritmo de la informática de entonces.

Lo interesante del PDP-1 –más allá de sus 65 años y su “look” retro– es que su hardware fue creado en una época donde había que ser creativo… y mucho. Y esa creatividad ha sido el motor para revivirlo bajo un propósito inesperado: convertirse en un reproductor musical “absolutamente anacrónico».

Así suena Olson de Boards of Canada en un ordenador PDP-1 de hace 65 años usando cinta de papel

Cuando la música brota de la luz: del Bach de los 60 a Boards of Canada

La historia se remonta a los primeros años 60 en el famoso MIT, donde el estudiante Peter Samson desarrolló Harmony Compiler, un software absolutamente pionero en síntesis digital. Su hazaña: consiguió transformar cuatro de las bombillas del PDP-1 en osciladores que producían ondas, permitiendo “escuchar” música (de Bach, para empezar) en un ordenador que no tenía ni altavoces ni salida de audio.

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¿El truco? Harmony Compiler lograba que cada luz se encendiera y apagara a frecuencias precisas, generando señales que podían convertirse en sonido si se “escuchaban” a través de circuitos analógicos. Cada bombilla hacía de pequeña voz musical: pura magia vintage.

La resurrección nostálgica: Oslo, Boards of Canada y el PDP-1 en 2025

Más de medio siglo después, Joe Lynch –apasionado por la historia de la computación– decidió llevar esa idea a otro nivel. Su proyecto PDP-1.music revive el experimento, pero elige como banda sonora a Boards of Canada y su tema “Olson”, todo un clásico noventero de la electrónica atmosférica.

Según explica Lynch en GitHub, el proceso es toda una manualidad geek: conecta cuatro cables a las señales de las bombillas, añade resistencias y condensadores para mezclar las señales y filtra el ruido. Al final, obtienes cuatro voces digitales que, combinadas, se convierten en música. Eso sí, todo grabado en una cinta perforada, como si fuera un relicario de la informática prehistórica, y reproducido en el propio PDP-1.

  • Las bombillas se transforman en convertidores digital-analógico de 1 bit.
  • Harmony Compiler orquesta las frecuencias y las transcribe en pistas individuales.
  • Las señales analógicas resultantes se filtran y mezclan para lograr un sonido pulido y reconocible.

La magia de unir pasado, presente y música electrónica

El resultado es impensable: una máquina de los años 50, diseñada para cálculos y pruebas, interpreta una delicada melodía electrónica con apenas 603 bytes de datos, fusionando la nostalgia hacker y la experimentación digital. La cinta perforada actúa como el “vinilo programable” y las luces del panel siguen el compás de la pieza, en un ejercicio de puro reciclaje creativo.

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¿Por qué hacerlo? Quizás, porque la tecnología también es poesía cuando alguien decide buscarle nuevas voces –aunque sea en las bombillas de un ordenador que parecía condenado al museo. Como concluye Lynch: “En 2025, esas mismas luces hicieron sonar Olson de Boards of Canada, 603 bytes de música que unen el pasado con el presente”.

¿Quieres ver (y escuchar) el PDP-1 en acción?

Explora más sobre este asombroso viaje retro-digital en el proyecto PDP-1.music y disfruta de una rareza sonora donde la luz y el código hacen música.

Martín es un apasionado del mundo tecnológico con un enfoque especial en las aplicaciones móviles y los videojuegos. Con años de experiencia en la industria de la tecnología, Martín ha explorado a fondo el universo de las apps y los juegos, convirtiéndose en un experto en su desarrollo y funcionamiento. Su curiosidad incansable por las últimas tendencias y su profundo conocimiento del gaming lo convierten en un escritor competente y apasionado. Cuando no está investigando sobre las últimas aplicaciones o explorando nuevos mundos virtuales, Martín comparte sus conocimientos y entusiasmo con la comunidad tecnológica a través de su escritura.

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