¿Hasta dónde pueden llegar los riesgos de la realidad virtual para los menores? Aunque la tecnología parece sacada de un futurista salón de juegos, el entorno virtual que prometen dispositivos como los cascos Meta Quest también está abriendo debates incómodos sobre seguridad infantil, privacidad y la responsabilidad de las grandes tecnológicas. ¿Qué está ocurriendo realmente dentro de los mundos digitales a los que acuden cada vez más niños y adolescentes?
El lado oscuro de las gafas de realidad virtual: voces silenciadas
En medio de la fiebre por la realidad virtual, Meta —la gigante tecnológica que impulsó los cascos Quest y el universo Horizon Worlds— se ha topado con una tormenta mediática. No solo por sus promesas de conectar a las personas a través de mundos digitales, sino por acusaciones muy serias: antiguos y actuales empleados aseguran que la empresa ha intentado ocultar o diluir pruebas sobre los peligros que corren los menores al utilizar estos dispositivos. Y no es poca cosa.
Uno de los relatos más ilustrativos procede de una familia alemana que participó en una prueba interna. La madre de dos niños —uno adolescente y otro menor de diez— reconoció que, temerosa de lo que pasaba en el entorno virtual, prohibió a sus hijos hablar con desconocidos. El motivo: el hermano mayor reportó que adultos habían hecho insinuaciones sexuales al pequeño, todo bajo la supuesta protección de la plataforma social de Meta en VR.
¿Meta está ignorando las señales?
Según testigos internos, algunos miembros del equipo legal de Meta habrían orientado las investigaciones para recolectar la menor cantidad posible de datos sobre la seguridad de los menores. Incluso, indican que se buscaba construir una “negación plausible” sobre los riesgos derivados de sus productos. Todo esto salió a la luz gracias a documentos entregados al Congreso de Estados Unidos, de los que se hacen eco varios medios internacionales.
Ante la polémica, Meta sostiene que la narrativa está “sacada de contexto”, minimiza la relevancia de los incidentes reportados y asegura que nunca ha prohibido la investigación independiente sobre el impacto de los cascos en usuarios menores de 13 años. Afirman también que incluso han consultado a familias antes de lanzar cuentas específicamente diseñadas para pre-adolescentes.
Horizon Worlds abre sus puertas a los adolescentes (y preadolescentes)
Hasta 2023, Horizon Worlds —la plataforma de socialización VR de Meta— estaba reservada a mayores de edad. Ese año cambió la política: los jóvenes de entre 13 y 17 años pasaron a tener acceso, aunque con medidas extra de seguridad, como perfiles privados o distorsión de voces para proteger la identidad. Pero los documentos internos demuestran una realidad paralela: menores de 13 ya se colaban en las plataformas mucho antes del cambio oficial.
¿Un paraíso digital supervisado?
Tampoco todo es descontrol. En los últimos años, Meta ha añadido herramientas para que los padres supervisen el uso de los cascos Quest: cuentas especiales para menores de entre 10 y 12 años, gestión parental completa y clasificación de mundos por edades. Incluso el sistema pregunta la fecha de nacimiento para adecuar la experiencia a cada usuario, intentando filtrar qué contenido es (o no) apropiado según la edad declarada.
- Perfiles privados y distorsión de voz para adolescentes
- Controles parentales y cuentas gestionadas por adultos para preadolescentes
- Sistemas de registro y clasificación de experiencias en base a la edad
Riesgos latentes y preguntas sin respuesta
¿Es suficiente todo esto? Las acusaciones apuntan a que niños y adolescentes siguen siendo vulnerables a material inapropiado, acoso e incluso propuestas sexuales. Y, aunque Meta pregona su compromiso con la innovación responsable, la sombra de la duda se cierne sobre si la protección es real o solo marketing.
Lo cierto es que la realidad virtual ya no es solo cosa de adultos ni de gamers hardcore. Cada vez más menores exploran estos espacios, y toca preguntarse: ¿quién vigila realmente lo que ocurre en esos mundos sin fronteras? ¿Quién responde si algo falla?
La tecnología avanza rápido, mucho más rápido que las políticas —y que el sentido común, a veces—. Los titanes de Silicon Valley, como Meta, se enfrentan al reto de innovar sin perder la brújula ética. Porque lo que ocurre en esos mundos virtuales sí tiene consecuencias en la vida real. Mucho ojo con eso.