¿Estamos preparados para un multiverso donde Bob Esponja hace parkour en Madrid o Pikachu se convierte en DJ de un club berlinés? Con la segunda generación de Sora, la inteligencia artificial que crea vídeos hiperrealistas, los fans están desatando una avalancha creativa… y también un par de dolores de cabeza para los dueños de los personajes más famosos de la cultura pop.
OpenAI y el reto de la creatividad sin límites… o casi
El boom del generador de vídeos Sora 2 de OpenAI ha reabierto una vieja (pero urgente) pregunta en la era digital: ¿hasta dónde pueden llegar los fans cuando crean contenido con personajes protegidos por derechos de autor? La irrupción de vídeos donde vemos a Super Mario compitiendo en un rally imposible, o escenas donde personajes infantiles toman riesgos dignos de una película de acción, pone el foco en un dilema legal y creativo: ¿quién tiene la última palabra sobre cómo se usan estos íconos digitales?
Para responder, OpenAI ha anunciado que ajustará su política para que los titulares de derechos de autor tengan ahora un control mucho más granular. Lo confirmó Sam Altman, CEO de la compañía, quien publicó en su blog oficial que pronto será posible para los dueños de franquicias decidir exactamente cómo —o si— sus personajes pueden ser usados en secuencias generadas por IA.
Fan fiction llevada al extremo digital
La comunidad ha interpretado el nacimiento de Sora 2 como un tsunami de “ficción fan interactiva”, en palabras del propio Altman. Y es que, según él, muchas grandes empresas están ilusionadas con las posibilidades creativas (e incluso de negocio) que plantea la herramienta, siempre y cuando se respeten unos límites claros. Algunos estudios ya ven potencial en que los usuarios produzcan historias secundarias, trailers o cápsulas humorísticas con sus personajes favoritos… claro, si pueden elegir cuánta libertad ceder.
Pero ojo: otros defensores de derechos se mantienen cautelosos. No solo por la cuestión económica, sino también por la reputación de sus franquicias. Nadie quiere ver a su criatura estrela envuelta en historias que distan mucho del guion original.
Nuevos modelos: compensaciones y control autoral
Un punto importante que cambia las reglas del juego: OpenAI ha adelantado que está en fase de pruebas un sistema de monetización que permitirá a los dueños de derechos recibir ingresos si aceptan que sus personajes sean usados en los vídeos de Sora 2. Una movida al estilo de lo que ocurre con la música y las plataformas de vídeo: si aceptas que tus obras suenen, cobras. Si no, prohíbes el uso. Así, los acuerdos entre IA, creadores y titulares de derechos van emergiendo a medida que la tecnología lo permite.
Una IA que simula la realidad (casi) a la perfección
No es solo la libertad creativa la que ha sorprendido en esta nueva versión: Sora 2 ha elevado el listón técnico. Videos con paisajes sonoros de altísima fidelidad, sincronización de diálogos y efectos de sonido, así como una simulación física cada vez más precisa. Todo esto contribuye a una experiencia visual que borra la línea entre lo generado y lo auténtico. El resultado: vídeos que podrían pasar por auténticas escenas de cine… si no fuera porque ver a Pikachu pilotando una nave espacial resulta, por ahora, algo surrealista. Pero quién sabe.
El futuro de la creación fan está aquí (y busca equilibrios)
Con Sora 2 en manos del público, OpenAI pone a prueba ese delicado equilibrio entre creatividad, negocio y ley. ¿Conseguiremos expandir universos narrativos sin chocar con el copyright? ¿Habrá nuevos tipos de colaboraciones o terminarán las franquicias poniendo candado a la imaginación colectiva?
Sea cual sea la respuesta, la IA creativa lleva el storytelling a una nueva frontera. Y, mientras tanto, veremos si esos crossovers inesperados llegan a convertirse en canon… o solo en bromas virales de Internet.
- ¿Te imaginas tus propios crossovers en Sora 2?
- ¿Deberían los creadores tener la última palabra?
El debate está servido. Y la revolución audiovisual, en marcha.